HACER CELEBRAR UNA MISA
La Misa es el sacramento más importante y el acto principal de toda vida cristiana. La Misa no tiene precio. Pero desde los orígenes de la Iglesia, los fieles han querido participar en la Eucaristía haciendo ofrendas en especie o en metálico para sufragar los gastos del culto y la subsistencia de los sacerdotes. La Iglesia permite a los fieles asociarse más estrechamente a este Sacrificio ofrecido a Dios mediante una intención particular confiada al celebrante. Ofrecer una Misa por una intención particular es a la vez una obra de caridad temporal que asegura el sustento de los sacerdotes, y una obra de caridad espiritual que otorga las gracias efectivas de la Misa a aquellos por quienes se celebra.
Se puede pedir la celebración de una Misa, por ejemplo
- Por tus difuntos: Pides a Dios que los acoja en su luz.
- Por tus seres queridos o por ti mismo: Pides a Dios que les conceda las gracias de conversión y santificación que necesitan, que les ayude a superar un momento difícil, una enfermedad, un fracaso, dificultades familiares...
- Simplemente en acción de gracias.